Casi nueve de cada diez personas tienen un grano o una espinilla (o muchas) a lo largo de sus vidas. Prácticamente ninguna piel, no importa de qué color, se libra de ellas.
El desequilibrio en la secreción de sebo por parte de las glándulas sebáceas es subyacente en el origen de todas ellas, pero su nombre, y la forma de tratarlos, varía de acuerdo con la forma como se manifiestan, donde brotan o si las bacterias infecciosas entran en juego (que es cuando es un acné en regla). A pesar de que son casi siempre las hormonas, los principales villanos que andan detrás del hecho son glándulas sebáceas, que, en ocasiones, producen más sebo de lo que deberían y terminan infectadas.
Tabla de contenido
Milium:
Suele aparecer en zonas donde hay poca secreción sebácea. Es blanco, la grasa es queratinizada, no puede ser extraído por el drenaje. Cómo tratarlos: se tiene que tratar con una lanceta, una operación que debe ser realizada por un especialista, ya que es necesario realizar un micro-corte.
Grano:
La infección y la inflamación en todo el conducto excretorio que es perfectamente visible en la piel, de color rojo, puede aparecer en cualquier parte del rostro. Cómo tratarlos: de acuerdo con su gravedad, pueden ser tratados mediante una rutina de higiene diaria con cremas específicas, antibióticos o tratamientos hormonales (en las mujeres).
Quiste:
Grasa queratinizada, blanca o amarilla, que se manifiesta con pequeñas protuberancias. No hay infección. También existen los microcistos, que a veces no tienen relieve, por lo que resulta complicado verlos si no es a través de una lupa de aumento. Cómo tratarlos: una de las soluciones más comunes que los médicos prescriben para este tipo de enfermedad cutánea son los antibióticos. Los quistes sebáceos que no desaparecen por sí solos pueden exigir la intervención de un médico.
Espinilla:
Grano pequeño, con la punta blanca. Existe una pequeña infección. Cómo tratarlos: el aceite del árbol del té es un antiséptico natural que debe ser aplicado de manera tópica. Ayuda a reducir la inflamación y el riesgo de cicatrices en casos no severos, para los que no debemos recurrir a remedios caseros, sino ver a un dermatólogo.
Punto negro:
Saturación de grasa en el conducto excretorio, que en contacto con el medio ambiente, la falta de higiene o el uso de cosméticos incorrectos hace que esa grasa externa se vuelva negra. Cómo tratarlos: la manera más eficaz de combatir los puntos negros es realizar una limpieza facial profesional, aunque si prefieres un método más casero, la clave es la realización de un régimen adecuado de exfoliación.
Forúnculo:
Es un grano de gran tamaño; con mucha secreción sebácea y una gran infección en el folículo piloso. Es muy doloroso. Cómo tratarlos: nunca se debe exprimir. El proceso de drenaje debe ser realizado de forma aséptica y poco traumática para reducir el riesgo de cicatrices estéticamente indeseables y evitar que nuevas bacterias penetran en la piel.
El dermatólogo debe realizar una pequeña incisión para acelerar el proceso de curación en casos de forúnculos que no cicatrizan completamente en 10 días, presentan inflamación grave, son mayores de 5 cm o causan fiebre.